lunes, 7 de febrero de 2011

Maras y pandillas, comunidad y policía en Centroamérica

Maras y pandillas, comunidad y policía en Centroamérica

Para este análisis, se utilizará como referencia el documento de Demoscopia SA. y de base el siguiente concepto “Maras y pandillas son agrupaciones juveniles relativamente estables, caracterizadas por el uso de espacios públicos urbanos, generadoras de patrones identitarios, articuladoras de la economía y la vida cotidiana de sus miembros, y que sin ninguna pretensión de institucionalidad despliegan un contra poder sustentado en una violencia inicialmente desordenada”[1].
 
Cuando decimos agrupaciones juveniles  relativamente  nos obliga a pensar la forma de organización que tienen estas agrupaciones y según el documento en análisis nos relata un modelo corporativo, significando la existencia de super pandillas con presencia en áreas urbanas del territorio nacional, su organización  vertical  con controles centralizados.
Estos grupos se caracterizan por ser de núcleos sociales bajos, en donde no existen fuentes de trabajo, educación y desarrollo,  barrios muy pobres con múltiples necesidades básicas, provocando  resentimiento social en los jóvenes que optan por alistarse a una mara o pandilla.
Su singular y particular forma de comunicarse,  vestir y actuar  los identifica fácilmente, se adscriben  no precisamente por la obtención de  beneficios económicos, si no por satisfacer necesidades personales no atendidas por sus familiares como el reconocimiento y su autonomía con todos sus derivados, considerando a las maras y pandillas como su familia.
            La existencia de estos grupos antisociales despierta la imaginación de autoridades policiales y el poder mediático. Para las autoridades policiales porque relacionan a un enemigo reconocible y fácil de combatir con lo cual fundamenta  a su existencia y el segundo grupo, porque es una imagen que vende; complicando con ello  la reinserción o rehabilitación de estos grupos. 
            La violencia  forma parte de la cultura de las pandillas misma que repercute en la comunidad infundiendo temor más con la forma de amenaza omnipresente que la forma de manifestaciones conductuales, razón principal por las es necesario el esfuerzos orientados a su control y prevención. 
            En muchos barrios las pandillas se forman como mecanismos de defensa y protección frente grupos externos, incluyendo a la propia policía.        
Los pandilleros son un instrumento de violencia utilizados por los narcotraficantes, principalmente como sicarios y para actividades del menudeo en las áreas urbanas,  siendo presa fácil debido a la adicción al consumo de drogas. 
   Muchos jóvenes se unen a pandillas ya establecidas como una forma de garantizar su seguridad personal, aunque  generalmente una vez  afiliado  al grupo  aumenta el riesgo de ser victima de violencia, todo ello los lleva a desarrollar una posición de tipos duros, tatuados, con historias de guerras, definiéndolos como una amenaza para la sociedad, la cual busca alejarlos, cerrándoles puertas que hacen difícil su rehabilitación y reinserción social, complicándose el problema cada vez mas.
           
El pandillero en su entorno social y familiar forma parte del capital social de estas comunidades,  el documento expresa que estudios ha demostrado que las comunidades se benefician materialmente en ocasiones de la contribución social y económica que realiza la pandilla.

La fuentes básicas de su economía son a través extorsiones a  negocios, vecinos del barrio o colonia, líneas transportistas  y asaltos callejeros,
           
El liderazgo  tiende a ser funcional, variable, inestable y compartido entre varios miembros de las pandillas, en parte porque los subgrupos dentro de las pandillas tienden a identificar prioridades y dirigir conductas de forma más efectiva que una dirección o liderazgo central.[2]

Es por ello que aunque se trate de controlar a las maras por medio de procesos penales de sus líderes, no da resultados positivos porque a falta de este aparece otro que lo sustituye. El desarticular a uno de sus lideres no lesiona seriamente la organización ni sus funciones permaneciendo activas lideradas por otro al amparo de sus méritos ganados.
            Un aspecto de resaltar por su importancia dentro de la organización es la territorialidad manifestándose en el uso de ciertos lugares y zonas en donde se reúnen, controlando el ingreso y actividades que pueden desarrollar así como los recursos existentes en dichos territorios, realizando actividades de tipo recreativo, delictivas, lucrativas y de mercado.  
            Su grupo básico es la clica, organizada en barrios o colonias, varias de estas conforman una jenga la cual a su vez pertenece a una pandilla con nombre propio.
            Los territorios básicos son de aproximadamente una colonia no muy extensos, esto los obliga a llevar relaciones de contratos cara a cara con los pandilleros vecinos, para coordinar control y lograr sus actividades con éxito y protección.
Los gobiernos centroamericanos han adoptado políticas de represión policial y endurecimiento de legislaciones penales antes, a cambio de otro tipo de políticas preventivas. Lo que contrasta con la ausencia de programas de prevención y rehabilitación para mareros.     
Estas políticas de represión y combate policial, conlleva a detenciones razón por la cual haremos un recorrido a sus actividades internas en los penales, por las condiciones del entorno carcelario se facilita la cohesión social de las pandillas, operando en este medio cerrado y de igual manera facilitan las estructuras de poder mas verticales al haber mayor fiscalización de la conducta de los miembros.
Para concluir la falta de atención social y familiar, el desprecio, la miseria la necesidad de ser reconocido,   entre otras son la inspiración que motiva a los  jóvenes de pertenecer a una mara, más que el aspecto económico. 
Guatemala es un paso del narcotráfico a su país de destino, por lo que este se ha aprovechado de las maras al realizar alianzas o contratos temporales para cumplir con su cometido del trasiego de la droga.
En Centroamérica los métodos represivos para contrarrestar a estos grupos antisociales no son funcionales, no existen programas de rehabilitación y reinserción a la sociedad eficaces, lo que está provocando su proliferación incontrolada.  

Teniente Coronel de Infantería DEM.
Luis Ernesto Barahona Gutiérrez.

           



[1] Maras y pandillas, comunidad y policía en Centroamérica DEMOSCOPÍA S.A. CAPÍTULO II
ASPECTOS ORGANIZATIVOS Y DE IDENTIFICACIÓN CULTURAL Pag. 43
[2] (Decker y Van Winkle, 1996).

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